Leo en el periódico del día 11 de marzo una entrevista a Juan Rubio y al ver su foto, me danza la memoria hacia Gregorio Marañón en una foto de 1908 que tenía también un esqueleto. Me parece que la foto era curiosa. El entrevistado tiene casi la misma postura que ese esqueleto vestido elegantemente que apenas sabemos qué papel tiene en la fotografía.
En el caso de Gregorio Marañón lo tenemos claro: se trata de un amigo muy cercano a este médico tan ilustre y podemos decir que muy culto puesto que lee el mismo libro que el de carne y hueso. Es el prototipo de cadáver exquisito que lee y va a las tertulias aunque no bebe vino blanco, que dirían los surrealistas. Lejos de parecer de este "ismo" nos parece un señor muy serio porque interactúa con el joven, quizá le enseñó todo lo que supo después. No creo que nos tengamos que parar en las interpretaciones profundas.
Me ha parecido siempre que este señor tan serio en sus ensayos e investigaciones debía ser un tipo muy gracioso cuando está casi a la altura de uno de los grandes gamberros de la historia del arte, Dalí, que también llegó a retratarse con una calavera.
AGregorio Marañón en una imagen de 1908. /
Foto: Archivo Belén Marañón Moya
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En la imagen que he escogido vemos al pintor en primer plano y siete mujeres que están formando la calavera. La foto es de Philippe Halsman de 1951, conocido por sus muchas fotos de personajes importantes de la vida cultural y cinematográfica. Lo que se hacía aquí es una imagen típicamente surrealista, de esas que gustaban tanto al autor. Se trataba de un "tableau vivant" o cuadro vivo, que una vez fotografiado se desmontaba. Ser efímero no lo relaciona con la idea de vanitas tan propia de esos retratos con cráneo como aquellos de Frans Hals.¿O sí?
En el caso del cuadro del holandés no sabemos si es la calavera de Yorik (algunas veces se ha pensado quizás erróneamente que el tema era un joven representando el papel de Hamlet ) o lo que de verdad puede significar, que es el tópico de Vanitas o del Memento Mori. Parece que el tema no se le ocurre a él, era famoso en el grupo llamado Caravaggistas de Utrecht y en el resto de los pintores de todos los tiempos. El mismo Hals retrata a otro señor de la época prácticamente igual.
De 1660 es este retrato de un jovencito que debe estar riéndose del Memento Mori porque, aunque parece que señala la calavera, no lo hace, no. Le está metiendo el dedo en la nariz o, al menos, lo parece. Quizá le han pillado en un gesto que no es muy elegante y por eso mira asustado.
De las mismas fechas es otro cuadro muy interesante. Es un autorretrato del pintor Antoine van Steenwinkel en el que aparece un tema que me gusta mucho, el de los espejos y cuyo significado es interesante en este siglo. Refleja el difícil punto de unión entre la realidad, el espacio donde se encuentra el espectador y la ficción, aquí representada por el espacio pictórico del cuadro. Todo unido en el concepto del espejo que mete en el cuadro lo que debe quedar fuera de él. Con todo ese "ilusionismo" no se nos debe pasar desapercibido que ha colocado una calavera y un reloj de arena. Todos sabemos que al tópico anterior se le suma el del Tempus fugit que es también muy del gusto de los señores barrocos.
Sí, pero pasamos de los barrocos a otros que no tienen esa manía del paso del tiempo y de la fugacidad de la vida terrenal, los más modernos, que siguen con la manía de retratarse con los esqueletos.
Andy Warhol en 1978 se hace un autorretrato con una calavera sobre la cabeza. A mi me da que la interpretación de Vanitas o de Memento Mori queda bastante desangelada aquí. No creo que haya ni que pensarla. Lo más normal es tomarla en el sentido que tiene el retrato de Dalí. ¿Que nos lleva a pensar en la muerte? Si, claro. Pero que sea una advertencia para que lo consideremos es otra cosa.
El concepto de transgresión o de provocación es el que se ajusta más a la personalidad del Arte Pop si es que éste ha sido alguna vez realmente transgresor o provocador, que se puede uno equivocar.
La que sí es transgresora y provocadora y lo intenta de verdad es Marina Abramovic, a la que se le queda corta la calavera y decide retratarse con el esqueleto completo. Se desnuda, hace una "performance", y se vuelve a retratar, ya vestida de negro, con un esqueleto sobre los hombros. En la representación se tumba con él sobre ella y durante un tiempo se dedica a respirar. No es fácil saber qué nos quiere decir esta mujer que ha hecho de su cuerpo el objeto de su estudio y de sus representaciones. Yo lo quiero interpretar como la exteriorización de lo que hay en nuestro interior, que puede ser lo humano pero también lo espiritual. En tiempos en los que creer que tenemos alma ya no se lleva, lo que nos queda es esa jaula de huesos que es lo que nos soporta. Aquí la jaula está, por fin, fuera y nosotros estamos dentro.
Hay que tener en cuenta que el esqueleto tiene siempre la misma forma que el cuerpo de Marina y se mueve a su compás.
Uno de mis favoritos es Nicolás de Lekuona, que en 1935 realiza este maravilloso fotomontaje en el que un corredor se enreda en el hilo que sujetan las Parcas con sus manos. La calavera vuelve a aparecer. Nicolás, cuya cortísima vida es interesantísima, utiliza este recurso en más de uno de sus collages. Lo mismo que la máscara que, aunque tiene un significado diferente, es otra cara de la misma moneda. En el otro fotomontaje vemos un autorretrato con máscara fragmentado en la que va a ser una de sus últimas obras. Es de 1936 y muere al comienzo de la Guerra Civil. Estaba tan cerca la muerte que no necesitó retratarse con una calavera, ya era él mismo una de ellas.
Sin embargo lo hizo, porque es una manía como otra cualquiera.Y aquí os la dejo para que disfrutéis.
Pero puestos a elegir algo con lo que hacerme un retrato me quedaría con el gusto de Ramón Gómez de la Serna, que prefería una muñeca. La verdad es que mucha conversación no le daría pero a Ramón eso no lo preocupaba con lo buen orador que era.
Sin embargo, aunque no se retrató con ella, sí que dejó un lugar en su despacho para la calavera. En la foto de la derecha podemos ver un cartel que pone "Peligro de Muerte" y la típica calavera con las tibias cruzadas.
Dedicado a Enrique Gómez de Salazar, jr, que hoy ha aparecido en mi clase de literatura con una sudadera con una calavera...¡Qué manía!
De 1660 es este retrato de un jovencito que debe estar riéndose del Memento Mori porque, aunque parece que señala la calavera, no lo hace, no. Le está metiendo el dedo en la nariz o, al menos, lo parece. Quizá le han pillado en un gesto que no es muy elegante y por eso mira asustado.
De las mismas fechas es otro cuadro muy interesante. Es un autorretrato del pintor Antoine van Steenwinkel en el que aparece un tema que me gusta mucho, el de los espejos y cuyo significado es interesante en este siglo. Refleja el difícil punto de unión entre la realidad, el espacio donde se encuentra el espectador y la ficción, aquí representada por el espacio pictórico del cuadro. Todo unido en el concepto del espejo que mete en el cuadro lo que debe quedar fuera de él. Con todo ese "ilusionismo" no se nos debe pasar desapercibido que ha colocado una calavera y un reloj de arena. Todos sabemos que al tópico anterior se le suma el del Tempus fugit que es también muy del gusto de los señores barrocos.
Sí, pero pasamos de los barrocos a otros que no tienen esa manía del paso del tiempo y de la fugacidad de la vida terrenal, los más modernos, que siguen con la manía de retratarse con los esqueletos.
Andy Warhol en 1978 se hace un autorretrato con una calavera sobre la cabeza. A mi me da que la interpretación de Vanitas o de Memento Mori queda bastante desangelada aquí. No creo que haya ni que pensarla. Lo más normal es tomarla en el sentido que tiene el retrato de Dalí. ¿Que nos lleva a pensar en la muerte? Si, claro. Pero que sea una advertencia para que lo consideremos es otra cosa.
El concepto de transgresión o de provocación es el que se ajusta más a la personalidad del Arte Pop si es que éste ha sido alguna vez realmente transgresor o provocador, que se puede uno equivocar.
La que sí es transgresora y provocadora y lo intenta de verdad es Marina Abramovic, a la que se le queda corta la calavera y decide retratarse con el esqueleto completo. Se desnuda, hace una "performance", y se vuelve a retratar, ya vestida de negro, con un esqueleto sobre los hombros. En la representación se tumba con él sobre ella y durante un tiempo se dedica a respirar. No es fácil saber qué nos quiere decir esta mujer que ha hecho de su cuerpo el objeto de su estudio y de sus representaciones. Yo lo quiero interpretar como la exteriorización de lo que hay en nuestro interior, que puede ser lo humano pero también lo espiritual. En tiempos en los que creer que tenemos alma ya no se lleva, lo que nos queda es esa jaula de huesos que es lo que nos soporta. Aquí la jaula está, por fin, fuera y nosotros estamos dentro.
Hay que tener en cuenta que el esqueleto tiene siempre la misma forma que el cuerpo de Marina y se mueve a su compás.
Uno de mis favoritos es Nicolás de Lekuona, que en 1935 realiza este maravilloso fotomontaje en el que un corredor se enreda en el hilo que sujetan las Parcas con sus manos. La calavera vuelve a aparecer. Nicolás, cuya cortísima vida es interesantísima, utiliza este recurso en más de uno de sus collages. Lo mismo que la máscara que, aunque tiene un significado diferente, es otra cara de la misma moneda. En el otro fotomontaje vemos un autorretrato con máscara fragmentado en la que va a ser una de sus últimas obras. Es de 1936 y muere al comienzo de la Guerra Civil. Estaba tan cerca la muerte que no necesitó retratarse con una calavera, ya era él mismo una de ellas.
Sin embargo lo hizo, porque es una manía como otra cualquiera.Y aquí os la dejo para que disfrutéis.
Pero puestos a elegir algo con lo que hacerme un retrato me quedaría con el gusto de Ramón Gómez de la Serna, que prefería una muñeca. La verdad es que mucha conversación no le daría pero a Ramón eso no lo preocupaba con lo buen orador que era.
Sin embargo, aunque no se retrató con ella, sí que dejó un lugar en su despacho para la calavera. En la foto de la derecha podemos ver un cartel que pone "Peligro de Muerte" y la típica calavera con las tibias cruzadas.
Dedicado a Enrique Gómez de Salazar, jr, que hoy ha aparecido en mi clase de literatura con una sudadera con una calavera...¡Qué manía!
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