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sábado, 2 de febrero de 2013

Lincoln memorial o un problema de complejos

Me viene rondando la cabeza la fotografía que han escogido los de la serie House of cards para su lanzamiento. Esta
Me parece genial. Las manos de sangre que también mancha esa especie de trono. ¿Sabéis que es? Es el asiento de Lincoln en el Lincoln Memorial de Washington. Este.


Os podéis fijar bien en la imagen. Copia la actitud de este emblemático presidente, objeto ahora de una película. Es una imagen con mucha semántica. Porque es posible que la idea de luchar por el pueblo que aparece en las limpias manos del presidente, no sea la misma que se ve en las del actor. Pero yo sigo pensando. El tamaño de esta escultura es colosal y nosotros quedamos literalmente a la altura de sus piernas, de hecho, nos mira y tiene que bajar la cabeza. ¿No es esta idea de entronizarlo como a Dios, lejana de la que podría tener el hombre?
Reconozcamos que recuerda a las imágenes que se han pintado de Napoleón.Este es el lienzo que pintó Ingres, entronizado y con toda la parafernalia de un Dios. Porque esa es la idea, la de Dios. En la iconografía la representación de alguien sentado y de frente, es la que corresponde a Dios Padre.
En la obra de William Blake se aprecia incluso ese trono de bases fuertes. Aquí está con los 24 ancianos del Apocalipsis, que le rinden pleitesía.
No es el único presidente de los Estados Unidos que ha sido representado como un dios.
Este que parece Zeus con el rayo no es ni más ni menos que George Washington. Lo vemos con el torso desnudo y con la mano alzada cuyo dedo me lleva directamente a esta imagen.

A Augusto. Que siendo como fue nombrado dios en su época, no se atrevió a aparecer sentado. Sí que lleva la armadura de la batalla y sí que llegó a tener estatua como pontífice máximo pero en vida no se atrevió a tanto. Tampoco lo hicieron otros grandes reyes y dignatarios de la Europa antigua.
Enrique VIII, el hombre que convulsionó toda una época, mandó a Holbein, el joven que le hiciera varios retratos a él y a sus mujeres. Pero en ninguna aparece sentado. Recuerdo que este se puso a la iglesia católica por montera y que jugó con las leyes como con bolos.
Luis XIV, el rey sol puede tener toda la pompa y todo el boato pero no aparece sentado. Ni tampoco el español Felipe II, en cuyo imperio no se ponía el sol.
Éstos han sido grandísimos monarcas y nunca han considerado la necesidad de tener que sentarse. Vale, no me olvido del padre de este rey español. Carlos V también fue retratado por Tiziano sentado.
La extraordinaria diferencia es que este rey no podía estar de pie para posar, pues su salud era ya muy mala. Además no aparece de frente, sino que está ladeado, como marcan los cánones de la iconografía. Se puede ver ya anciano y en actitud cansada.

Pienso más y llego a la conclusión de que éstos nombrados al final no necesitaban dejar claro su nivel, el más alto después de Dios. Su poder procede de él y desde luego no les hace falta nada más que su propia persona. El resto sobra. Los primeros no son monarcas, son dirigentes. Su poder no viene de Dios, se lo da el pueblo o en otros casos la fuerza militar. Necesitan legitimar su estado y por ello son capaces de igualarse al mismísimo Dios. Es un problema de complejos. No de ellos en algunos casos sino de los que mandan realizar estas obras.

Lo malo es cuando este poder quiere ser legitimado con la sangre. ¡UFF!, qué mal me huele eso.


2 comentarios:

  1. Me encanta ver todas esas cosas gracias a este blog. Aunque al final llegue a parecida conclusión. Parece que se crean la nueva tierra prometida con conexión directa con Dios mientras extienden el mal por todo el mundo.

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  2. No seas tan pesimista. Alguna cosa hicieron bien.

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