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miércoles, 18 de enero de 2017

El Ángelus de Pío Baroja y el modelo vasco

"El ángelus" de Pío Baroja es un relato muy breve que se incluyó en Vidas sombrías y que se publicó en 1900. El autor también escribió otras colecciones de cuentos como Idilios vascos (1902). Ambos libros en la juventud del autor y apegados a la Patria vasca.

Autores hay que enlazan estos cuentos con la modernidad porque les aporta la casi ausencia de argumento y el final abierto, frente a los escritores que hemos estudiado anteriormente, cuyas obras tienen un claro argumento y sus finales son eso, finales porque acaban las historias.

No hay que dejarse llevar por el título de la obra general. Ya Pedro Corominas había dicho que el carácter sombrío era rasgo consustancial vasco. Pero otros los han visto menos sombríos que los cuentos de los realistas y naturalistas cuyos temas eran, en muchos casos, tanto o más que las obras de don Pío.

El que vamos a comentar es casi un apunte, podríamos decir que no hay cuento. Sin embargo, lo hay, ya lo creo. Comienza como acaba; en un relato cerrado en la forma que está totalmente abierto en el contenido.

Veamos quienes son sus protagonistas. Son trece hombres: "Eran trece los hombres, trece valientes curtidos en el peligro y avezados a las luchas del  mar."

Los trece son uno. Así, sin individualidad. "Los trece hombres de la costa tenían el sello característico de la raza vasca: cabeza ancha, perfil aguileño, la pupila muerta por el constante contemplación del mar". No la necesitan porque están cumpliendo una importante misión para el lector: ellos son la raza. Los hombres, todos a una , que han conservado desde tiempo inmemorial los genes de la lengua, el amor a la tierra, el conocimiento del mar, es decir, la idiosincrasia del país Vasco.

Representan lo que es tan normal en la prosa del autor, los hombres de acción, los que luchan por la vida y los que no temen lo que les puede suceder por ello. No voy a hacer un comentario del cuento, ya hay muchos. Lo que voy a hacer es contextualizarlo en un ambiente en el que este encuentra su fondo: en los autores vascos nacidos hacia 1880, que constituyen una generación preocupada por el folklore y la etnografía como manera de identificarse.

Al patrón se le destaca precisamente por la categoría dentro del barco: "El patrón, grave y triste, con la boina calada hasta los ojos, la mano derecha en el remo que hacía de timón, miraba impasible al mar". De hecho es el único que lleva a su mujer: "Con ellos iba una mujer; la del patrón".

En el siglo XIX hubo un despertar del arte en el País Vasco. España estaba relativamente atrasada porque entre otras cosas no había tenido revolución industrial. Pero dos zonas españolas destacaban por todo lo contrario: País Vasco y Cataluña. Ambos lugares desarrollaron una arte peculiar que les va a diferenciar del resto de provincias y que, desde luego, no se parece entre sí.


Por un lado, el arte catalán se volcó en el Mediterráneo, tal y como lo llevaba haciendo siglos. Sus pinturas destacan por el simbolismo del mar y de la madre naturaleza. Pero los autores vascos, vuelven su mirada a la tierra y al hombre. El novecentismo fue muy importante en esta zona.

Por otro lado, los autores que les influye son diferentes, el arte catalán respira sosiego y se deja llevar por algunas corrientes europeas. Pero el arte vasco es fuerte y destacan los tipos que trabajan y que se esfuerzan. Aparecen temas costumbristas y se preocupan mucho por el llamado primitivo etnográfico, su constitución física (como vemos en la obra que comentamos). El cubismo le viene bien en muchas ocasiones.

Se sabe que estaba de moda. Había una burguesía que demandaba este tipo de arte y se hacían salones y exposiciones que reunían artistas de la zona. Pero también se realizaban certámenes para dar a conocer nuevos talentos, en alguno estuvo un joven talento malogrado como Nicolás de Lekuona. Es un arte local pero en ocasiones traspasó las fronteras del País Vasco y llega a otros lugares. 

No quiero ser prolija porque se trata simplemente de que se vea la conexión, y voy a poner unos ejemplos.

Francisco Iturrino, que se acerca mucho a la Generación del 98 en la consideración del paisaje castellano y la condición del hombre de entonces. Se aprecia en la obra Caballo muerto, justo de 1898, en donde se ve la Castilla esteparia y carente de vegetación. Además de lo que puede significar el caballo muerto y el hombre mirando. Todo un recital de pintura dedicada a la generación de la que es partícipe Pío Baroja.

Otro autor relacionado con la generación del 98 ha sido Ignacio  Zuloaga porque comparte fechas de nacimiento con la de los autores de esta generación y porque sus obras retrataban el suelo castellano, tema esencial y se apreciaba la austeridad de la prosa casi unamuniana.  La vista de Segovia está muy cercana a los autores coetáneos de Baroja. Y ambos tuvieron amistad y en cierto sentido le defendió cuando fue excluido del pabellón de España en la Exposición universal de París.


Al menos eso es lo que pone en los libros de texto.

Pero esto no es lo que quiero decir porque aquí no está el espíritu presente en el cuento. Si necesitáis leerlo podéis pinchar aquí porque es muy cortito.



Cerca de nuestro texto está Aurelio Arteta. Los Descargadores de muelles, pertenece a los murales que realizó para el Banco de Bilbao de Madrid en los años 20. Estos son los hombres de acción. El autor simplifica con su dibujo geometrizante y con la casi identificación de los personajes. No presenta seres individuales, presenta tipos que trabajan para su tierra, hombres fuertes de cuello ancho y de mentón pronunciado. Como hemos dicho tenemos  un ejemplo de "cabeza ancha, perfil aguileño", como los pescadores de Baroja.




La Galerna, es una obra de  que se acerca, si cabe más, al cuento los pescadores observando el mar. Los seres descritos por Baroja y la mujer del patrón, si bien años antes de  nuestro cuento porque en él, ella es una mujer vieja.  Están mirando, como los del cuento, que se aproxima un temporal, el destino de los hombres del mar, que ya hemos visto en las cantigas de amigo galaicoportuguesas, es la lucha contra la naturaleza tan difícil.



Si queréis saber el posible fin que tiene nuestra historia, sólo hay que ver la obra de Arteta titulada Naúfragos. Los mismos personajes, después de que el viento haya acabado con el barco. Lo que temen todos los pescadores.


Pero hay más autores que utilizan estos temas y repiten modelos. Julian de Tellaeche Aldasoro es uno de ellos. Fijaos en las pupilas de este pescador, muerta por la constante contemplación del mar y la boina calada hasta las cejas como había descrito a los anteriores.




En esta obra del mismo autor casi se lee: "Cuando empezó a hacerse de noche el viento sopló ya con fuerza, la vela se redondeó con las ráfagas de aire, y la trainera se hundió en la sombra, dejando una estela de plata sobre la negruzca superficie del agua..." Aquí están las velas hinchadas y el barco doblado por el viento, el amigo y enemigo del mar.


La siguiente imagen es Orio, no la costa de Itziar. Pero nos vale para demostrar que la pintura de los autores vascos también tiene las costas y su paisaje, desde donde se pueden oír las campanadas de la iglesia: "La trainera se encontraba frente a Iciar. El viento era de tierra, lleno de olores de monte; la costa se dibujaba con todos sus riscos y sus peñas.
De repente, en la agonía de la tarde, sonaron las horas en el reloj de la iglesia de Iciar, y luego las campanadas del ángelus se extendieron por el mar como voces lentas, majestuosas y sublimes."
Alberto Arrúe presenta en Pescadores vascos otra visión de lo que estamos comentando. la lista de pintores vascos que presentan gente del pueblo con estudio de costumbres, anatomías, muy cercanos a la idiosincrasia propia es muy larga. No pretendo hacer un listado con obras y autores porque lo que quiero que se aprenda es la relación de Pío Baroja con lo que se hace a finales del siglo XIX y principio del XX en el País Vasco, más allá de lo propio del 98. 


Por eso  no quiero que se me pase la ocasión de poner la relación pintura y literatura una vez más de manera muy clara. En 1924 Ramón Zubiaurre realiza esta obra llamada El marinero vasco Shanti Andia, el temerario. Está en el Museo Reina Sofía y vemos lo que ya se ha comentado. marinero de complexión fuerte, ojos como  los descrito en el cuento. El barco que ha naufragado en un mar revuelto. El resto de los marineros que casi son una sola persona. Ah y se me olvidaba lo más importante, que hace referencia a una importantísima novela de Baroja que lleva por título, Las inquietudes de Shanti Andía, publicada en 1911.



Son las memorias de un marinero, huérfano de padre por culpa del mar. Pertenece a una serie: El mar.  
Podemos entonces terminar diciendo que lo que está realizando el autor no es ni más ni menos que fruto de un gusto de los autores vascos de volver la vista a su tierra escribiendo o pintando el mundo que les rodea. Estudiando de manera antropológica los temas para reivindicar un arte propio. A la pintura le costó hacerse un hueco internacional pero no a la prosa de Baroja con cuentos como este.


Dedicado a Paula, Jorge y  Jon, vascos no marineros, que cantan como los ángeles muy bien dirigidos por Ana en la Camerata del Eco.








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