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La poesía romántica. 2.0

miércoles, 2 de octubre de 2013

Escenarios de "El Rayo de Luna" de Bécquer

Muchos poetas han cantado a Soria, Machado entre los más conocidos, pero no podemos olvidar que es el lugar en el que se desarrolla mucho tiempo de la vida de Bécquer. El autor nos ha dejado la imagen de una Soria mítica, casi fantasmal en sus leyendas pero, a la vez, muy viva.

Para alejarse en el tiempo su leyenda tiene lugar en la Edad Media y el nombre de su personaje principal, Manrique, nos recuerda a la familia tan importante, no sólo literariamente sino políticamente también.

Lo importante de la acción sucede en lo que él llama "el antiguo convento de los templarios" y eso no puede ser otra cosa que lo que hoy se conoce como San Polo. Parece ser que en origen podemos vincular el convento a la orden (siglo XIII) pero la orden desaparece en el XIV con lo que después pasa a ser como San Juan de Duero de la orden de los Hospitalarios. En la leyenda, que no sabemos en qué siglo  exacto se desarrolla hace referencia a ese origen porque es mucho más poético enlazar la historia con los templarios, que tanta literatura han tenido.

Además como podemos contemplar una foto aquí al lado, nos damos cuenta de la abundante vegetación que tiene y que va a ser determinante para la confusión de nuestro protagonista.

El Duero es otro personaje no animado que aparece en la leyenda. Otra historia que ya contaremos es la de la "curva de ballesta" que traza según palabras de Machado.

El río con sus aguas cristalinas refleja sus márgenes haciendo lo mismo que el poeta: une el mundo real con el reflejado, que para Bécquer es lo intangible, la ilusión, lo que no podemos alcanzar pero que es lo que hace que nos "volvamos cuerdos" según sus ojos, que no los de los demás.

El río aparece principalmente de noche, ya que buena parte de la obra ocurre en esos momentos y es más difícil diferenciar la realidad de lo que no  lo es.

Otro lugar que comparten ambos poetas es la ermita de San Saturio, que se encuentra en el mismo margen del río que San Polo. En este lugar se mezclan la vegetación, el río y el templo, que parecen constantes en la leyenda. la ermita está construida sobre la cueva de Peñalba que es donde se piensa que pudo vivir el santo, que fue ermitaño.

En el momento en el que se nos presenta al personaje Manrique, se nos dice que solía estar en el claustro del monasterio de la Peña. el autor sintetiza en una sola imagen varios lugares. Por un lado está la ermita de san Miguel que ya estaba construida en tiempos del autor. Pero también nos deja la imagen del claustro cercano de san Juan de Duero.

Es uno de los claustros románicos más importantes y diferentes por su arquería que recuerda los arcos musulmanes entrelazados. También está en el mismo lado que todos los templos de los que se está hablando y no nos parece descabellado que pensara en ellos en los momentos de composición de la obra.

Buscando a esa maravillosa mujer llega al barrio de San Juan, muy cerca del templo de san Juan de Rabanera, que también es una construcción muy interesante del románico Soriano.

Sin embargo no se nombra esta construcción ni sus alrededores. Solo aparece un "caserón de piedra" que queda totalmente indeterminado. Allí es donde vive Alonso de Valdecuellos del que no nos dice casi nada y que tiene la función de alargar un poco más la incógnita de esta leyenda.

De vuelta a su pensamiento y a su búsqueda le vemos vagar por las calles de Soria pero se detiene en otros monumentos fundamentales. Uno de ellos es San Nicolás, que hoy en día no es más que unas ruinas y que, al tener un deterioro tan grande se consiguió que su portada, muy interesante desde el punto de vista artístico fuera integrada en la anterior comentada iglesia de San Juan de Rabanera.

Pero un poco más adelante ya lo tenemos saliendo de la Colegiata. En realidad, de la hoy Concatedral (ya que comparte sede con Burgo de Osma). En la época en la que se sitúa la acción, y en la del mismo Bécquer, era todavía una colegiata porque se nombró en 1959. 

Nos imaginamos a nuestro protagonista saliendo por esta portada que es en la que aparece san Pedro y, por ello, la colegiata, que en la leyenda no tiene nombre, en realidad se llama de San Pedro.

No nombra algunas de las iglesias más conocidas de Soria, como puede ser Santo Domingo, de maravillosa portada o la de Santa María la Mayor. No era obligatorio, con lo que hace ya está bien localizado y contextualizado. Con lo que nos deja leer tenemos la idea de una Soria mítica, de caballeros de la orden del temple y de escuderos paseando por callejuelas tortuosas en las noches en las que el río Duero refleja San Saturio debido a la claridad de la luna, que, por cierto, es la misma que crea la ilusión al protagonista y a nosotros de tener delante una ciudad bella, llena de encanto y que puede que sólo sea otro rayo el que nos confunda a nosotros también.

Para Rosa y Julian, por tratarnos maravillosamente en Burgos, aunque vivan en Soria, muy cerquita de las riquísimas galletas Tejedor.




1 comentario:

  1. Esto me recuerda que debo revisitar Soria con más detenimiento. E incluso me planteo que no haber leído las Leyendas de Bécquer es imperdonable. Estupendo, como de costumbre.

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